domingo, 10 de junio de 2012

TOKIO



Una habitación con tatami. Yo, cual geisha, de pelea con el tablet en una mesa baja. Las ventanas a mi espalda dan a la montaña, el ruido del río de fondo, o junto con algún pajarillo. ¡Claro! !Por esto quería yo venir a Japón!


El primer día, cuando mi cuerpo y mi alma se habían encontrado y como hacia muy buen tiempo después del chaparrón de la llegada, me fui a ver los jardines de Meiji. Estaban cerca, a dos paradas de Shinjuku station donde yo estaba. Pero lo que me pasó es que me colé sin querer (palabrita) porque la oficina de información hace de entrada. Bueno pues aquí lo que controlan es para salir y tienen una garita que se llama de ajuste porque pagas por distancia.  El simpático chico no me regañó ni nada, me dijo que si había perdido mi tiket y que de dónde provenía. Le pague y tan amigos, reverencia y arigato.

El paseo por los jardines fue tranquilo y reposante. El templo, muy elegante, donde pude ver un grupo de viejecitos que entraban al interior y recibían algo así como una bendición. El templo es Sintoísta, que junto con el budismo forman las dos religiones mayoritarias.

Comí en el parque una sopa de ramen y vuelta a casa. Lástima que no me había enterado que al lado estaba la calle de las lolitas y no me acerqué. El domingo no las encontré porque estaba lloviendo tanto que no había nadie.

El día siguiente lo empleé en averiguar si hacía falta o no un transformador además de un adaptador. Los japoneses de las megatiendas de electrónica no tienen ni papa de inglés. Además no he podido encontrar el acesorio de la tablet. Incongruencias las hay en todos los sitios.


Continuará... Me resisto a aceptar que no lo puedo comprar aqui. Sin empargo esta lleno de Apple!

sábado, 9 de junio de 2012

LLEGADA Y PRIMERAS IMPRESIONES



Llegamos a las 6 de la mañana hora local. El vuelo al final duró doce horas justas que yo me pase leyendo y dormitando. Porque. !Oh! !Desgraciada de mi! Dí por sentado que enchufando el disco duró al tablet iba a poder disfrutar de las pelis que me había preparado y resulta que no me había provisto del accesorio para usb que el señor Samsung ha pensado para incentivar el consumo y salir él de la crisis.


Tuve suerte porque él avión no iba lleno y encontré tres asientos libres en los que me pude arrebujar e ir un poco estirada. Suerte que me permitió huir del único bebé llorón y padres nerviosos que había en todo él avión. Y que me habían tocado al lado, bourrg!


Él aeropuerto Narita estaba vacío y no esperamos nada en los pasaportes, serios pero amables. Mientras salían las maletas me fui al baño y allí me encontré con las tazas de water futuristas: él asiento está calentito, le puedes poder música y además tienes varios chorrillos a elegir, tipo popó, tipo bidet... Bueno pues limpia y despejada, me dirigí a por la maleta que ya me estaba esperando.
Salí y encontré con los autobuses y una japonesita con muy buen inglés me atendió a la perfección y esperando fue cuando me encontré un punto de wifi gratuito.
Al subir al autobús te facturan las maletas que cargan para que no haya problemas.


Por lo que he visto hay muchos trabajos de ese tipo, maleteros y demás que en España han desaparecido.